viernes, 16 de febrero de 2018

Sala de parto

Iba corriendo, quería llegar lo más rápido posible. Una vez en el sitio, me di cuenta que era tarde. Solo lo veía a él sentado en un banco, preocupado por lo que podría ocurrir. Le pregunté lo obvio: "¿Es tarde?". A lo que respondió con lamento: "Sí, llegué 30 segundos después y por eso no me dejaron entrar". Lo miré con clemencia, y me senté a su lado a esperar.

Luego de unos minutos, llega una amiga, apurada, y casi sin aliento exclama: ¿ya entró? Ambos la miramos y asentimos con la cabeza. Acto seguido, nos reímos -producto de los nervios otorgados por el ambiente-. Además, comentamos que entró muy rápido, porque ni siquiera nos dieron tiempo de llegar.

Han pasado quince minutos más y llega otro amigo. Él, llega con mucha calma y se extraña al vernos. Por lo que expresa: "¿no ha empezado?". La amiga le comenta que lleva rato allí dentro, y que no tenemos idea de cómo está, ya que no pudimos acompañarla por el retraso. El amigo, impresionado, revela que creía que iniciaba a las 9:00 am y que debíamos estar a las 8:00 am por ser precavidos. Le explico que se equivoca, que la hora fue cambiada, y me mira con tristeza. Posteriormente, cambiamos la conversación para distraernos.

Luego de hablar, aproximadamente, veinte minutos. Escuchamos el ruido de una puerta, que trajo como consecuencia un silencio aterrador, acompañado de intercambios de miradas. Era una falsa alarma, lo que sea que hubiese sonado, no era lo que nos interesaba. Ella seguía allí dentro, acompañada únicamente por sus padres.

Para romper el momento tan incómodo que acababa de ocurrir, la amiga pregunta dónde podría cargar su teléfono. Todos respondemos que no tenemos idea y ella empieza a recorrer el espacio, en busca de un enchufe. Allí, estábamos: él, la amiga, el amigo, la señora de limpieza y yo. Esta última nos torturaba comentando lo aterrada que estaba ella antes de entrar, tanto así, que estaba en el sitio desde las 6:00 am. También, -por lo que parece neto placer del torturador- nos dijo que sus últimas palabras fueron: "bueno, ni modo, solo estamos nosotros".

Seguidamente, la señora de limpieza continúo con su trabajo y llegó el joven. Este fue el único en llegar con absoluto conocimiento de su retraso, así que saludó y se puso a caminar por el espacio a esperar. Por suerte para él -y para todos nosotros-, apenas pasaron cinco minutos y ella estaba saliendo extasiada.

Al final, estuvimos unos minutos en la sala de espera junto a ella y nos llamaron de la habitación. Entramos con los nervios de punta, y escuchamos la mejor frase del día: "Veredicto final de la tesis: APROBADO".





2 comentarios:

  1. HAHAHHAHHAHAHHAHA pensaba literal que estaban hablando de un trabajo de parto y Rayos me toca pronto presentar tesis y estoy aterrada D:

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